Una mujer sola que espera un llamado. Mientras tanto se viste de ansiedad, desolación y angustia: la incertidumbre se ve plasmada en las notas del violoncelo. Los sonidos aparecen con la intensidad de sus sentidos, porque cuando la voz humana no habla, el instrumento toca y los silencios mueren en campases discordantes.
Al concretarse el llamado, aparece la voz del otro lado: él le genera cambios de actitud por los distintos argumentos que desarrolla, desde el engaño hasta la palabra más amable.
Una obra que se introduce en el alma de una mujer que desespera, llegando al límite y descubriéndose en él.